GENESIS DE LA POSADA
Era un sábado y me había tomado el día para estar en silencio conmigo misma.
Me "interné" desde la mañana en lo que era entonces el Centro de Crecimiento
Transpersonal que dirigíamos con mi esposo. Sola, sin teléfono, sin timbres
que atender, sin lecturas: nada que me distrajera del estar conmigo. Era un
día de fiesta: soy una enamorada del silencio e iba a encontrarme con él.
Tal
como hoy, hice un mandala con cristales y gemas sobre la alfombra, donde se
cruzaban dos meridianos energéticos en el centro del salón. Tal como hoy cuidé
que el mandala tuviera tierra y cielo, gemas con los colores de todas las energías
con un limpísimo cristal de cuarzo en el corazón. Cada piedra que ponía estaba
impregnada con el propósito de mi alma. Tal como hoy me senté en el centro del
mandala con papel y lápiz junto a mí, e invoqué Padre y Madre, pedí tener claridad
de mente y ternura en el corazón. Y la gracia me fue concedida.
En aquel momento,
en la profundidad del silencio llegó a mí un aluvión de información y una tarea
a realizar: la creación de un tiempo y lugar, en plena ciudad, donde se pudiera
cultivar la intimidad y el silencio. En tiempos de tanta aceleración, un espacio
que satisficiera la necesidad de quietud e introspección sin perder la comunicación
con la familia y la actividad cotidiana. La palabra clave era "integración":
- integración de conocimientos y prácticas que veníamos trabajando desde alrededor
de veinticinco años con Julio
- integración de cuerpo y psique de los participantes
- de contacto con dimensiones trascendentes y la elaboración conciente de sus
frutos
- de prácticas espirituales y su materialización en el hacer diario
- integración del ser individual y la comunidad
Por eso, una vez planteada la
estructura de la Posada del Silencio revisé su grado de totalidad haciéndola
pasar por la conciencia de los doce chakras, y lo que vi superó en creces lo
que mi pequeña mente podía esperar.
Los contenidos y funcionamiento de estos
retiros de silencio que llegaron en alas de la meditación están registrados
en las páginas que anteceden. Una jornada en la Posada es una invitación al viaje
hacia la propia alma, a atisbar la intensidad de quiénes somos y reconocer la
unidad que entre todos formamos. Los exploradores espirituales que se internan
en ella testimonian sus beneficios para la salud, la creatividad, para lograr
una visión más clara y desarrollar una mayor paz, compasión y sabiduría.
Recuerdo
que ese sábado de 1996 tomé todas las notas que pude de lo que había llegado
a mi conciencia. Imposible registrar todo por su cantidad y también por la limitación
de expresar en forma lineal a través de la escritura lo que tenía un sentido
de totalidad circular. Al terminar el día estaba exultante, desbordaba energía,
entusiasmo y cierta urgencia (soy de Aries y con mucho fuego) de plasmar esa
visión.
Volví caminando a mi casa, y al pasar por la vidriera de una librería,
mi vista se detuvo en un título en especial. Cuando eso me ocurre, sé que debo
entregarme a esa atracción. Se trataba de "En Paz y en la Luz" de Dannion Brinkley.
Lo compré para escuchar su mensaje en cuanto pudiera.
Al llegar a casa intenté
transmitirle a Julio lo que había vivido y recién al día siguiente, domingo,
comprendí el llamado del libro. Dannion Brinkley narra en él su experiencia
cercana a la muerte y el enorme caudal de información con el que volvió. Mucha
de esa información se refería a sucesos que ocurrirían en el futuro (algunos
ya han acontecido) y otra a la necesidad de crear Centros que permitieran a
las personas relajar sus tensiones, aquietarse y tomar contacto con su poder
espiritual. Mi piel se erizó, mi corazón se inundó de agradecimiento, las lágrimas
afloraron a mis ojos. Es esa maravillosa percepción de la sincronicidad con
que el Universo nos regala muchas veces y que yo vivo como una reafirmación
de que debo seguir adelante.
Los Centros de Dannion Brinkley y la Posada del
Silencio difieren en sus contenidos y estructura pero son absolutamente similares
en sus objetivos. El habla de seres de luz y ciudades de cristal y yo reconocí
haber estado varias veces allí ¡Habíamos aprendido en el mismo lugar!
Ya nada
podía detenerme y pasamos todo un año preparando la materialización de la Posada:
la ambientación del lugar físico en lo que era entonces nuestro Centro; la preparación
de los Umbrales, Portales de iniciación, Rincones de desarrollo espiritual y
Cámara del Escriba; el diseño de las Hojas de Ruta y del plano que guía el recorrido
por el misterio de la conciencia. Por fin el 31 de mayo de 1997 convocamos a
un bravo grupo de amigos a hacer una primera experiencia piloto y que nos ayudaran
a perfeccionarla con sus valiosas opiniones .
Recién tres años después, pudo
tomar su forma más acabada (aunque sigue creciendo con cada experiencia) al
mudarse al edificio que es su actual morada.
Ana Inés de Avruj
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