Así
como una imagen puede expresar más que cientos de palabras, la representación
simbólica de una escena puede exteriorizar
sensaciones, emociones y conflictos de un modo tal que sería imposible
hacerlo a través de meras palabras. La experiencia con la Caja de Arena,
además de facilitar la proyección en tres dimensiones de la interacción entre
distintos aspectos de la psique y entre el individuo y el mundo, puede llevar a
una profunda conexión con el centro del ser.
Esta técnica no-verbal y
no-intrusiva creada por Dora Kalff consta
de un escenario y cientos de símbolos en miniatura de nuestra realidad
cotidiana y las otras dimensiones (árboles, piedras, animales, seres humanos y
no humanos, casas, naves, objetos, elementos de la naturaleza, imágenes de
distintas tradiciones religiosas, figuras míticas, etc.) que permiten
manifestar elementos del inconciente personal, transpersonal y colectivo. Partes
disociadas de la personalidad tienen la oportunidad de ser integradas y a menudo
las personas se sorprenden por la riqueza que encuentran en su interior.
Facilita la exploración del mundo interno y la percepción los movimientos de
la psique en su crecimiento hacia la totalidad.
Es un proceso psicoterapéutico
que integra el poder curativo de la experiencia directa con la posterior
contemplación y elaboración de lo expresado
|