HOME PAGE

47 años al servicio de la vida, la paz y la libertad interior, dirigida por Ana Inés y Julio Avruj

 

 

Quiénes somos

 

Calendario de Actividades

 

Actualizado a marzo de 2014

Economía - Empresas
Espiritualidad Urbana
Mente - Cuerpo
Espiritualidad en la Ciencia, Tecnología y Práctica Profesional
Psicología y Educación
Creatividad - Arte - Mandalas
Filosofía - Misticismo
Comunidad, Servicio y Cultura de Paz

volver a publicacione

El presente es un relato autobiográfico. Es mi esperanza que sirva de ayuda a personas que pasen por una situación similar o que se sientan identificadas con lo aquí expresado.
“Por sobre las nubes más oscuras siempre brilla el Sol,
 todo es cuestión de volar alto”

 

Mi nombre es Ciro Gabriel Avruj, vivo en Buenos Aires y tengo 33 años. En mi familia más cercana, con la que tengo una excelente relación, somos cuatro: todos profesionales con la misma vocación de servicio y anhelo de una sociedad más justa.

 

Mi infancia fue normal: concurría al colegio, compartía espacios con amigos y tenía hobbies. Desde pequeño fui de carácter algo tímido y aparentemente parco pero sensible, teniendo cualidades de competencia y siempre intentando brillar en mi función.

 

De chico tuve acercamiento a actividades solidarias acompañando a mis padres a practicar el servicio en comunidades carenciadas y donde la ayuda económica, técnica, educativa y afectiva era muy necesaria. Ellos participaron siempre de grupos ecuménicos de auto-conocimiento y desarrollo espiritual, y estudiaron en profundidad diferentes caminos evolutivos. Estas experiencias habrán ido delineando, seguramente, mi formación y vocación.

 

En una época me sumé al movimiento Scout, donde, como guía de patrulla, conviví en campamentos y actividades y me esforcé por experimentar el lema “siempre listos para servir”. También me interesé apasionadamente por la pesca deportiva y me destaqué representando a mi club en varios campeonatos de la especialidad, individual y por equipos. Días enteros dediqué a preparar el equipo, con sus líneas y aparejos...

 

Otro hecho trascendente de esta etapa fue mi Bar Mitzvá, la culminación de un año de estudios y preparación para el ingreso a la vida judía, un verdadero orgullo para mis abuelos. Desde entonces, la Comunidad Emanu-El ha sido el espacio de encuentro con mis raíces religiosas.

 

A los 14 años viví un hecho trágico que revolucionó por completo mi vida. Me dirigía a la localidad de Junín con unos amigos a pescar. A mitad de camino, de repente, chocamos de frente contra un camión. El brutal accidente en el cual murieron dos de mis amigos me ocasionó una cuadriplegia por lesión medular C4-C5-C6. Desde entonces mi vida fue diferente.

 

Los primeros tres años después del accidente fueron durísimos: internaciones, depresiones, broncas, no querer ni poder salir de la cama. Para mi familia también fue una época muy complicada: angustia e incertidumbre, sumado a problemas económicos agravaron la situación. Era difícil encontrar una luz de esperanza..., mi mayor anhelo por esa época era dejar de vivir.

 

Durante la segunda etapa de este período estuve internado en ALPI para la necesaria, aunque en ese momento no tan deseada, rehabilitación física y ocupacional y fue así como vi que no era el único en esta situación.

 

Nuevamente en casa, de a poco fui comenzando con algunas actividades bajo la nueva realidad de desplazarme en silla de ruedas. Retomé los estudios: inicialmente acepté al idioma inglés, fijando como condición e incentivo el que la profesora fuese joven y bella. Luego siguió el secundario y por ósmosis me inserté muy parcialmente en CompuLine, una empresa familiar pionera en la Argentina dedicada a las comunicaciones y telecomunicaciones, donde realizaba tareas varias de oficina. Esta experiencia laboral me sirvió en varios aspectos: el tener la mente ocupada en una actividad productiva, empezar a moverme nuevamente en la sociedad y conocer el manejo de una herramienta como Internet que me sería de mucha utilidad más adelante.

 

Con la colaboración de asistentes comencé a salir de casa y a relacionarme con amigos y amigas. También, por consejo familiar, me empiezo a interesar por el camino espiritual al acercarme a las enseñanzas de Sathya Sai Baba y otros Maestros...

 

Debí enfrentar, aunque no con facilidad, la discriminación (al no ser aceptado en el colegio ORT, al que anteriormente concurría), las barreras arquitectónicas (en mi propia casa, en la nueva escuela y en casi todas partes), la indiferencia (de algunos conocidos), broncas por tener que adaptarme forzosamente a esta situación, etc.

 

Quiero destacar que el apoyo y la compañía familiar y de algunos grandes amigos fue permanente e importantísimo para ayudarme a salir del pozo y guiarme en lo que vendría. Este hecho traumático provocó inicialmente un gran dolor, pero de esta profunda crisis salí fortalecido. Pasados los momentos oscuros se produjo una rehabilitación familiar. Nos subimos todos al mismo barco y como la flor de loto convertimos esta experiencia en positiva. A todos estoy profundamente agradecido.

 

Han pasado quince años de este segundo nacimiento. Hoy la historia es diferente... 

 

Después del tiempo que me llevó comenzar a readaptarme, puedo contar con orgullo otros planes. La rehabilitación física fue significativa pero no suficiente, la rehabilitación mental, emocional y espiritual es la más importante y no se termina nunca, está en constante evolución. Así es que hice lo necesario para formarme y desarrollarme integralmente: estudiando, trabajando, investigando, estando de novio, paseando, viviendo solo, ayudando, viajando, conociendo, emprendiendo, viviendo...

 

Tuve que descubrir que para poder desenvolverme exitosamente en el mundo tenía que desarrollar al máximo todas las potencialidades, principalmente las no afectadas directamente con el físico que es limitado. A los porrazos, me fui dando cuenta que el mundo externo es un reflejo de la realidad interna y por eso es importante cultivar nuestro propio mundo interior. Creer que se puede y así verlo manifestado. Es un hecho claro que la discapacidad me trajo complicaciones, pero fui aprendiendo a convivir con ellas.

 

Luego del secundario, donde debía subir a diario un piso por las escaleras con la colaboración de no menos de cuatro compañeros, llegó el tiempo de la Facultad. Mi vocación había cambiado con respecto al sueño de años antes: al dificultárseme la posibilidad de diseñar planos a mano alzada y como aún el tema de la computación no estaba tan difundido como hoy, el deseo de continuar algo afín a la profesión de mi padre se vio postergado. No me trajo desilusión ya que mis intereses se habían ampliado. Entre las varias averiguaciones que hice intentando encontrar un equilibrio entre las necesidades de buenos contenidos formativos, accesibilidad arquitectónica y compatibilidad de posibilidades, me decidí por la Universidad de Belgrano. Pese a las adversidades, concurrí seis años, respetando turnos de exámenes y arribando siempre a horario a las clases.

 

El título que obtuve allí es de Licenciado en Administración, aunque mi repertorio de estudios es más amplio que el de las Ciencias Económicas ya que considero que la formación debe ser integral. Por eso es que realizo permanentes capacitaciones relacionadas principalmente al desarrollo humano y a la educación inspirada por valores humanos. Por supuesto que asisto también a cursos y conferencias sobre temas ligados directamente a la globalización, el marketing  y los negocios que estarían aparentemente más relacionados con mi carrera, pero creo que es fundamental concentrarse en los valores base que sostienen cualquier conocimiento técnico.

 

La cantidad y calidad de seminarios y retiros de toda índole de los que participé es muy amplia y rica.

 

He tenido la oportunidad de conocer diferentes culturas y modelos y trabajado voluntariamente en ámbitos desde donde se toman decisiones. Estas experiencias me ratifican que el gran cambio que visualizo, un nuevo paradigma que ya estamos viviendo, se dará por una apertura de la conciencia hacia una interacción entre las bondades que la ciencia y la tecnología nos proporcionan con las verdades universales eternas. Así es que, debemos indagar en nosotros mismos y en nuestras relaciones, para darnos cuenta que en realidad, tanto en lo micro como en lo macro formamos entre todos una unidad. Es por eso que trato de integrar conceptos y ponerlos en acción.    

 

Trabajo como voluntario en distintas ONGs relacionadas a temas como equiparación de oportunidades, integración de personas con discapacidad, liderazgo inspirado por valores, apertura de conciencia y educación para la paz.

 

Por 1992 creamos con mi padre el Grupo Sin Barreras -Primer Emprendimiento Integral Latinoamericano para la Apertura de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y Discriminatorias-, con la intención de ir disolviendo barreras físicas, mentales y espirituales. Esta empresa, dedicada a la construcción, al asesoramiento y a la concientización sobre la importancia de crear espacios accesibles a todas las personas fue el puntal desde donde desplegué gran parte de mi actividad. Construimos un edificio que es único por sus características. Dicho edificio consta de locales comerciales, departamentos aptos tanto para oficinas como para vivienda y también, por su espíritu y cualidades, es sede de varias organizaciones sociales y de bien público. Se encuentra en el barrio de Belgrano y en uno de sus dúplex vivo actualmente.

 

Trabajando en Sin Barreras pude conocer en profundidad la temática de la discapacidad desde otro espacio, no solo desde mi propia vivencia sino también en lo comunitario. Tuve la oportunidad de disertar en colegios, universidades y otros lugares de concurrencia masiva. Además, como activistas, realizamos campañas tendientes a la integración guiados por esta visión holística. Implantamos el tema en la sociedad y concretamos exitosamente varios proyectos. Uno de estos logros derivó en la instalación de ascensores en las últimas estaciones de subterráneo construidas.

 

Con el correr del tiempo me uní a participar desde su fundación de distintas organizaciones y redes tales como Conciencia Sin Barreras -al servicio de la vida, la paz y la libertad interior-, la REDI -red por los derechos de las personas con discapacidad-, la Asociación Abilities Argentina -desarrolla programas para la mejor calidad de vida de personas con discapacidad-, Misiones Unidas -promotora de la cultura de paz-, Redepaz -red de educadores para la paz-  y la Mesa de Concertación Juvenil CBA -fomenta la participación democrática de los jóvenes-. A estas instituciones se le fueron agregando más al ir comprendiendo que la vida es un fluir y que cada situación puede ser una oportunidad.

 

Desde estos espacios hemos conseguido llevar adelante varios proyectos interesantes que facilitan la vida de muchas personas y fomentan el entusiasmo y la alegría. También colaboran en desarrollar la Cultura de la Paz. Entre los programas en los que tengo injerencia directa y activa puedo mencionar: el Curso de Formación de Asistentes Funcionales para Personas con Discapacidad Motriz, los grupos AMA de autoayuda y ayuda mutua, participación en las Ferias de Proyectos Voluntarios Juveniles, organización de Congresos de Capacitación en Educación para la Paz, meditaciones masivas, asesoramientos en accesibilidad arquitectónica, denuncié hechos que violan el derecho a la igualdad de todas las personas, administración de redes comunitarias, persuasión para la modificación de leyes nacionales tendientes a la integración y a la equiparación de oportunidades, puentes de comunicación con otras instituciones, organización de eventos para la difusión de una nueva civilización, etc. Estas acciones beneficiaron directa o indirectamente a varios cientos de personas. 

 

Durante esta etapa recibí, además de la educación formal, enseñanzas muy ricas por parte de familiares y amigos y también de profesores y filósofos que me mostraron un nuevo paradigma. Al adentrarme en esta corriente totalizadora mi universo se amplió mágicamente. Podría nombrar a Robert Happé y Ken O’Donell, a quienes sigo desde hace años, o a Neale Donald Walsch, cuyos libros “Conversaciones con Dios I, II y III” me apasionaron y abrieron la mente. A un nivel más superficial, también he visto una serie de películas interesantes para recomendar que responden a esta visión y motivan: “Don Juan de Marco”, “Matrix”, “Contacto”, “Patch Adams”, ”Lancelot”, “El pequeño Buda”, “Gandhi” o ”The Truman Show”. Aunque mis mayores maestros son mis padres.

 

1997 fue un año importante en todo sentido. Lo inicio en Estados Unidos de vacaciones con un amigo. Ya en casa me intereso por la política y comienzo a investigar el tema visitando partidos y trabajando en comisiones. Continúo con una actividad que me produjo gratificaciones: concurrir a visitar a los pacientes internados en ALPI para intentar sembrarles entusiasmo. Por septiembre, en un congreso sobre accesibilidad conozco a quien sería mi novia por los siguientes años: una chica excelente y con un carácter muy especial. Compartí con ella hermosas experiencias que me hicieron crecer mucho. Hoy ya tenemos planes para casarnos próximamente.

 

1999 fue otro año que me marcó. Viajé a la India para conocer personalmente a mi maestro Sathya Sai Baba. Fueron tres semanas de aventura en las que aprendí una idiosincrasia y cultura diferentes. Al volver, hice escala en Europa y tuve la fortuna de ser recibido por el Papa Juan Pablo II. Ya en Buenos Aires se me vuelve a presentar otra oportunidad increíble al estrechar la mano de S.S. el Dalai Lama, quien estaba de visita por el País. Un período espiritualmente fuerte... Ese año, motivado por las experiencias vividas, rindo mis últimos diez exámenes de facultad y decido conformar con unos amigos un anhelado proyecto, el Grupo GEMA (Generando Espacios para un Mundo Abierto) -jóvenes por la paz-. Además presenté aplicaciones para becas de trabajo en Ashoka y la ONU (aunque no con los resultados originalmente esperados).

 

También soy invitado, y desde aquí en adelante siempre, a los Encuentros Nacionales para Jóvenes Líderes organizados por el Grupo Sophia. Éstas son reuniones donde destacados jóvenes emprendedores provenientes de distintos ámbitos comparten desafíos y hacen un breve análisis de la realidad del país, diseñando un hipotético futuro escenario político.

 

Este año al ir percibiendo la realidad por la que atraviesa nuestro país, sentí la utilidad de acercarme al Consejo Profesional para conocer la visión de los economistas sobre el futuro. Desde otro ámbito, integro un proyecto interesante en el que estoy en la creación de una red de emprendedores que abarquen a pymes de toda Latinoamérica.

 

Actualmente soy consultor en nuevos paradigmas en integración. Desarrollo una amplia y fructífera actividad comunitaria en todo lo relacionado al emprendimiento social, al fortalecimiento de la sociedad civil y a mi propia búsqueda de desarrollo personal. No debo cumplir horarios, ya que no separo lo que es trabajo del ocio. Simplemente intento aprovechar al máximo las posibilidades y hago en cada momento lo que creo que está bien.

 

Hay historias interesantes que hacen a una idea más amplia de cómo soy, puede ser bueno contar brevemente alguna. Unos tres años después del accidente descubrí otra faceta poco experimentada previamente: la del deporte. Empecé a practicar natación con mi padre, utilizando visor y snorquel. La motivación para hacerlo provino de una experiencia que tuvo mi hermana nadando con delfines en Cancún. Debía mantenerse a flote y activa por un trayecto de mil metros. Mi deseo de hacer lo mismo hizo que entrenase, y pese a que aún no lo llevé a cabo el espíritu se puso en movimiento.

 

Otra experiencia rica podría ser la que viví en Bariloche hace unos diez años. Concurrí con familia y amigos a visitar la Cascada de Los Alerces. Por ser una zona de pocas lluvias, el sendero de montaña que bordea el río tenía la tierra seca y desmoronándose. Para hacer rápido, caí tres metros por la ladera y recién frené contra unas ramas... El salir de la posición en que quedé demandó más de media hora...

  

Hace algunos meses empecé a jugar al tenis de mesa. Inicialmente fue un primo el que me introdujo en el tema, actualmente me entreno con profesores nacionales. Hoy disfruto del sol y es solo una recreación pero quién sabe en un futuro...

 

Por mi desempeño he sido honrado con los Premios “Aplauso Munai 1997 por el valor que ha sabido darle a la vida” y con el “Bienal ALPI 1999 por superar con voluntad y fe los obstáculos de su vida diaria”. Dichas distinciones son reconocimientos por la superación de la discapacidad y la lucha diaria por la mejor calidad de vida de todas las personas. Recientemente he sido nominado por la revista especializada Mañana Profesional al premio “Entrepreneur 2002” por ser considerado uno de los emprendedores del año, en la categoría social y reconocido por Rotary Club International -Filial Catedral al Sur, Buenos Aires- con el “Premio al Mérito 2002 por su Labor destacada como Miembro de la Comunidad”.

 

Hoy tengo mis energías concentradas en dos grandes proyectos: uno sentimental y el otro político. En pocas semanas contraeré enlace en matrimonio con aquella hermosa mujer que conocí en Pinamar hace ya cinco años. Será la coronación de una etapa que comenzó un 24 de abril de 1987.

 

El otro tema es el inicio de un anhelado sueño que empieza a tomar forma. A través del PRO -Partido para una República con Oportunidades-, lanzo mi candidatura a legislador de la Ciudad de Buenos Aires. Es mi intención volcar la experiencia que fui acumulando en estos años, en la formulación de proyectos de valores e inclusión que permitan imaginar otra Argentina. El PRO es una fuerza nueva, integrada principalmente por jóvenes con vocación para renovar la política y trabajar por un país mejor.

 

Mi humilde aporte al crecimiento de la sociedad generó mi participación en programas de TV, diarios, y otros medios de comunicación masiva, pero creo que el mayor logro es el respeto y buen nombre que percibo en el vivir cotidiano al tratar con la gente.

 

Me considero un innovador en todos los trabajos y objetivos que me propongo: fuimos de los primeros en la construcción de espacios accesibles a todas las personas, lucho por la defensa de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades, me intereso y participo activamente en la construcción de un mundo mejor, el cual creo que estará dado cuando todos podamos encontrar la riqueza en las diferencias y desde allí trabajar en unidad por nuestro destino común: la realización de todos como seres humanos íntegros.

 

Creo que la base para cualquier iniciativa y la fuerza para realizar los sueños radica en el amor. El amor que puede brindar la familia, el de la pareja y el que se puede alcanzar individualmente con el servicio al prójimo y con la práctica de disciplinas espirituales.

 

Una persona es mucho más que un físico: es espíritu, alma, intelecto, mente, corazón y mucho más. Identificar a una persona solo con la apariencia física es una limitación muy grande, por lo que habría que recordar que el verdadero significado del término discapacidad resalta la diferencia ante la media y no la carencia. Un superdotado también es un discapacitado. También tenemos que darnos cuenta que lo esencial es invisible a los ojos.

 

En las últimas semanas viví una experiencia interesante que me ayudó a darme cuenta de verdades muy importantes. Para la vida diaria preciso de la colaboración de asistentes para salvar mis necesidades básicas que me permiten realizar una vida normal. Siempre intenté imaginarme qué sucedería el día en que por algún motivo mis asistentes u otras estructuras de aparente seguridad se cayesen. Ese sentimiento de angustia ante una situación imprevista se tornó forzoso ante algunas situaciones de coyuntura por las que atraviesa actualmente el país. De un modo o de otro siempre salí airoso y el percance se solucionó. De nada sirvió preocuparme previamente. Cuando uno consigue alinearse con el sentido, el universo conspira para que las cosas se arreglen. Descubrí que eso es la libertad y por lo tanto es en vano quedarse añorando el pasado o planificar demasiado el futuro, hay que disfrutar al máximo el presente.

 

Todo pasa por animarse, salir y enfrentar la vida con ganas. Encontrar la voluntad interna para sobreponerse a las propias creencias y al qué dirán y no dejarnos vencer por las dificultades. Así, con fuerza, intentar siempre ayudar a que los demás también venzan sus propias barreras. Dios siempre nos acompaña!

Ciro Gabriel Avruj

DNI: 22.913.515

Fecha de nacimiento: 02/09/1972

Argentino - Casado

Dirección: Av. Cabildo 2720, 9ºB

(C1428AAW) Buenos Aires, Argentina

Tels.: +54 11 4783-3881  Cell.: (15)4411-5348

Fax: +54 11 4788-5885

e-mail: gavruj@visionintegral.com.ar

Web: www.visionintegral.com.ar

http://profiles.takingitglobal.org/gavruj

 
Sitios de interés  Antecedentes profesionales Alianzas estratégicas Investigación Publicaciones