El
territorio sagrado de los mandalas es la puerta de entrada a un
mayor autoconocimiento y conexión con el propio centro
interior. Dibujar,
construir e internarse corporalmente en un mandala, como técnica de
meditación activa, ayuda tanto a desarrollar la atención y la
percepción como a cultivar cualidades de la conciencia que llevan
la vida a un mayor bienestar. En los tiempos de crisis en que
vivimos, la auto-expresión y contemplación de mandalas nos permite
hacer centro en nosotros mismos y expandir nuestra conciencia desde
el mundo de la fragmentación y falta de sentido al reino de la
interrelación y la totalidad.
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