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Actualizado a marzo de 2014

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Cámara Octogonal de Espejos

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La Cámara de los Espejos es una cámara octogonal con paredes, piso y techo de espejos dispuestos de tal manera que reflejan la propia imagen hasta el infinito. En cada superficie especular se reflejan todas las demás y todas las imágenes se reflejan en cada espejo. El maestro Fa Tsing (643-712) transmitía así a sus discípulos la idea de que todo está en cada cosa y que cada cosa está en todo.

Conclusiones preliminares de la investigación realizada por los Dres. Ricardo Leveratto y Adriana Fernández y las Lics.Susana Aronín y Ana Inés de Avruj, en el marco de la Asociación Transpersonal de la República Argentina (ATRA).

Informe del Dr. Ricardo Leveratto

Al entrar en la Cámara de los Espejos se ingresa en un ámbito que es vivido como un espacio estéticamente bello, altísimo y profundo a la vez, equiparado a un abismo en el que se está en el aire. Más frecuentemente se lo relaciona con el espacio exterior, con el Universo, con el Cosmos. Así, las personas lo describen como un espacio dinámico, equilibrado e infinito semejante al espacio entre las estrellas.

Estar allí produce sensaciones diversas como de flotación, vértigo, temor, tranquilidad, confort, pequeñez, calma, alegría, felicidad, generando muchas veces deseos de moverse y hasta de danzar.

La percepción del tiempo se altera de tal forma que mientras que para algunos es demasiado largo, para otros puede ser muy corto, transcurrir rápidamente, volar, detenerse o no existir.

La Cámara enfrenta al individuo con su propia imagen reflejada infinitas veces y esto produce una confrontación con diferentes aspectos externos e internos de sí mismo. 

Tal vez este sea el efecto más importante y significativo de la Cámara. Así, algunas personas encuentran aspectos externos de sí mismos no advertidos antes que evocan su correspondiente aspecto interno. A veces esto posibilita la "recuperación de pedazos propios".

La saturación de la propia imagen puede llevar a desear ir más allá de ella e incluso a reafirmar el verdadero Yo y a diferenciarlo de sus imágenes proyectadas.

Se ha encontrado también "conciencia de misión" del propio cuerpo, de no ser el cuerpo y de ser el centro de la propia vida.

Salir de la Cámara devuelve al individuo a la realidad cotidiana, que generalmente se experimenta como más chata y acelerada, como al salir de un sueño.Finalmente, como broche de la experiencia, lo cotidiano aparece relativizado en relación con lo cósmico.

Informe de la Dra. Adriana Fernández

"En los momentos en que el reino de lo humano parece condenado a la pesadez, pienso que debería volar como Perseo a otro espacio. No hablo de fugas al sueño ni a lo irracional. Quiero decir que he de cambiar mi enfoque, he de mirar el mundo con otra óptica, otra lógica, otros métodos de conocimiento y de verificación. Las imágenes de la levedad que busco no deben dejarse disolver como sueños por la realidad del presente y del futuro"          Italo Calvino

Ingresar a la Cámara Octogonal de Espejos es exponerse al estímulo visual peculiar que ofrece el ámbito de la Cámara. Si bien el silencio es también parte de la experiencia, la percepción queda predominantemente capturada por lo visual, de manera que ordenaremos lo vivenciado por los experimentadores en tres ítems:

1) La visión del espacio y el tiempo

2) La visión de la propia imagen

3) La visión estética

1) La visión del espacio dentro de la Cámara ofrece imágenes totalmente diferentes de las cotidianas. En primer término no hay visión de límites ni hacia arriba, ni hacia abajo ni a los lados. Sólo las aristas de la Cámara como delgadas líneas luminosas dan sensación de una delicada estructura que no llegan a limitar la mirada. Es estar en un espacio altísimo y profundo, ilimitadamente expandido. Esta fuerte impresión de infinitud es relacionada con el espacio exterior, con el Universo, el Cosmos, como algo semejante al espacio entre las estrellas. Surgen vivencias de pequeñez, de libertad y de liviandad.

En segundo lugar, se produce una especie de disociación sensorial: por un lado "veo" un espacio ilimitado, no hay piso ni techo ni paredes, sin embargo se sienten los apoyos. Se siente la solidez del piso pero no se registra su imagen. La sensación táctil es de estar sostenido por algo sólido, aunque sólo se ve vacío, profundidad. Esto provoca sensaciones de flotación, vértigo, temor, pequeñez y a la vez tranquilidad, confort, calma, alegría.

Cabe señalar que la percepción del tiempo varía: para algunos es muy corto, parece volar, detenerse o alargarse

2) La percepción de la propia imagen también se aleja fuertemente de lo cotidiano.

Habitualmente no vemos de frente y de ambos perfiles y con estos tres planos construimos la imagen en la que nos reconocemos a nosotros mismos. Dentro de la Cámara esto es reemplazado por la repetición infinita del propio cuerpo y desde todos los ángulos posibles. Nos enfrenta a una multitud de imágenes y de rasgos personales nunca vistos.

La imagen única de la persona que decimos ser es ahora una comunidad de personas y todas soy yo. Así algunos encuentran aspectos externos de si mismos no advertidos antes que evocan al correspondiente aspecto interno. A veces esto posibilita la "recuperación de pedazos propios". Hay también la tentación de recrear la forma del propio cuerpo fundiéndose con algunas imágenes proyectadas: tener varios brazos o varias piernas o cabezas y aventurarse a la experiencia de vivirse bajo esa nueva forma.

Muchas veces hay deseo de moverse, de danzar y es fuerte el impacto de ver una multitud moverse acompasadamente como en una perfecta coreografía.

A diferencia de lo que ocurre la mayor parte de las veces en que nos enfrentamos a un espejo, la disposición enjuciatoria hacia la propia imagen es reemplazada por un sentimiento de compasividad con deseos de autocuidado, aún a pesar de reconocer rasgos que no son gratos.

3) La visión estética: la impresión general dentro de la Cámara es la de hallarse en un lugar bello y esto es referido a la luminosidad, la transparencia y la levedad. La Cámara permite la visión de un espacio en el que las limitaciones y la opacidad del mundo se desvanecen: ahora el espacio es sutil, ligero, expandido y bello y conecta con sensaciones de vuelo, esperanza y trascendencia

La cuota de angustia que podría provocar la experiencia está muy atenuada por la belleza del lugar y por la certeza del que participa de poder cortar la experiencia en cuanto quiera.

La intensidad de la experiencia dentro de la Cámara es por supuesto variable de acuerdo a la sensibilidad y a la disposición de cada persona ante la experiencia, pero en todo caso, el ingreso a ella nos saca de lo obvio y por lo tanto lleva a reflexionar sobre las convicciones que tenemos por garantidas. Es un cuestionamiento vivencial de la realidad convencional cotidiana. Verse a si mismo como muchos, ver pedazos de uno nunca vistos, ver un espacio infinitamente expandido etc., contribuye a romper los nudos de identificación y la certeza de lo que llamamos realidad. Se abre la posibilidad de habitar otras realidades y por lo tanto de revisar las ideologías que definen nuestras metas y nuestro modo de vivir. Esto, como dice Maturana "nos obliga a tomar una actitud de permanente vigilia contra la tentación de la certeza, a reconocer que nuestras certidumbres no son prueba de verdad como si el mundo que uno ve fuese el mundo y no un mundo que traemos a la mano con nosotros".

Acompasarse a la vida en su ritmo de cambio permanente es uno de los desafíos más difíciles de encarar y sabemos cuánto del sufrimiento psicológico y espiritual está vinculado a la rigidización y empecinamiento de un punto de vista. Poder tolerar que la experiencia humana siempre será una mezcla de "regularidad y de mutabilidad", una combinación de solidez y arenas movedizas, nos trae necesariamente a una conciencia de la vida más amplia, más abarcativa y nos dispone a vivir con el corazón abierto sin perdernos en ensoñaciones que disipan o encerrarnos en rigideces que nos limitan.

TESTIMONIOS DE EXPERIENCIAS EN LA CÁMARA OCTOGONAL DE ESPEJOS

A. "Sorprendente la sensación de verse reflejada hasta el infinito. Pude verme desde algunos ángulos que no conocía. Me impresionó un perfil que no me era familiar. (...) Fue importante verme desde arriba. Me hizo pensar en qué fantástico sería poder ver toda nuestra vida desde arriba." M. M. 9/4/01 

B. " la experiencia consistió para mí en vivenciar el ser en ciertas condiciones espaciales propicias, (...) percibir el espacio/tiempo infinito y presente, las emociones y los pensamientos se detienen y lo único que queda es la plenitud del ser. (...) Esta experiencia no es muy comprensible desde el lenguaje, más explicativo me parece el color y la forma. (...) Con la luz más baja el espacio se hizo más inmaterial. Como si estuviera suspendida en el aire." R A. 10/4/01

Las personas interesadas pueden realizar prácticas individuales en la Cámara Octogonal de Espejos, bajo la supervisión de la Lic. Ana Inés de Avruj. La experiencia se propone como un eslabón en un proceso de transformación de la conciencia que incluye una entrevista previa y posterior elaboración de la vivencia.

 

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