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Ingeniería Compasiva: un testimonio vivencial Una visión transpersonal de la ingeniería en acción
Cuando
el espiritu transpersonal se canaliza a través de la ingeniería...
...Mi padre, de oficio carpintero,
arribó a la Argentina como inmigrante en 1930, y al poco tiempo y junto
con su hermano mayor que ya residía aquí, establecen en Buenos Aires
un taller para la fabricación de muebles. Su padre también era
carpintero en Europa, aunque fabricaba lo que llamamos "obra
blanca": puertas, ventanas y escaleras de madera para viviendas.
Esta especialidad en escaleras es la que, sin saber por qué, siempre me
fascinó.
...Mi madre llegó a este país en
1936, desde la pequeña ciudad de Kobryn, en Polonia, donde mis dos
padres nacieron y abandonaron en busca de mejores horizontes - y huyendo
del acoso antisemita -, y que ahora es territorio ruso. Mi abuelo
materno era maestro de carpintería en las escuelas técnicas O.R.T. de
su pueblo, y sus abuelos paternos también trabajaban en labores afines:
tala de árboles y comercialización de madera.
...Ahora me doy cuenta que desde muy
chico manifiesté la misma tendencia familiar en lo que hacía a la
madera y la construcción. Por una parte jugaba y crecía como todos los
niños, pero mostraba un interés especial por ciertos juegos. Con
frecuencia utilizaba cajas y maderas haciendo "casitas", y
cuando iba de vacaciones a la playa con mis padres y hermanos, me
apasionaba construyendo casas de arena que arreglaba con minucioso
cuidado. No me gustaban los deportes competitivos ni los juegos
violentos; mis elecciones, en general, eran actividades introspectivas.
...Estudiaba como todos los chicos de
mi edad pero, alentado por mi padre, dedicaba muchos fines de semana
-desde que tuve 10 años de edad- para trabajar junto a él y a mi
hermano mayor en el taller de carpintería de la familia.
...Con dos ex-compañeros de mi edad
armamos un pequeño estudio, y nuestro primer trabajo profesional fue,
con dinero de mi padre, levantar un piso más sobre el edificio donde
funcionaba el taller de carpintería de la familia. Por otra parte ya
poseía cierta práctica en obras por haber trabajado siempre con mis
propias manos -y también en el tablero de dibujo en una empresa de
construcciones- desde los 15 años. Sin necesidad de ningún test
vocacional y sin titubeos ingresé más tarde a la facultad de Ingeniería
de la Universidad de Buenos Aires, donde me gradué, en tiempo normal,
de Ingeniero Civil en la especialidad Construcciones y Vías de
Comunicación (1963).
...Tenía 25 años de edad y, en mi país,
era una época de crisis laboral. A pesar de la difícil situación que
pasábamos, decidí, junto con otros egresados como yo, viajar
austeramente por Europa y el Cercano Oriente durante seis meses, lleno
de la ilusión de ampliar la mirada para mi futuro camino profesional.
...La sociedad que integraba en ese
momento con mi padre y mi hermano, resolvió la inversión económica
inicial que nos permitió construir la primera obra de cierta magnitud
en esta nueva etapa de mi carrera. Fue en este momento que me desvinculé
de la carpintería para dedicarme a la construcción de edificios.
...Como fruto de esa unión, nacieron
dos hijos y, también, otro tipo de hijos.
...Trabajamos trece años seguidos en
una estrictísima Escuela de Autoconocimiento. En el ínterin comenzamos
a dar clases de Hatha Yoga, coordinamos grupos de reflexión y
auto-indagación, asistimos a congresos, aprendimos elocución y dimos
cursos y conferencias. Incursionamos en prácticas de servicio
comunitario en zonas marginadas, y fundamos un Centro de Enseñanza e
Investigación Transpersonal de Disciplinas de la Conciencia.
...Pero así como las áreas que
descubríamos con mi mujer me aportaban una plenitud creciente, el
ejercicio de mi profesión de ingeniero se me hacía cada vez más incómodo.
Notaba una profunda y dolorosa división interna: comprobaba que por un
lado iba el corazón y, por el otro, mi trabajo y los negocios con sus
habituales prácticas egocéntricas.
...Hastiado de todo esto y convencido
de que el problema era mi trabajo, decidí en 1976 - y no
sin dolor- abandonar mi profesión dado que en ese momento de mi vida ya
no "la amaba tanto", y me consagré a los cursos, al yoga, a
la meditación.
...El primer año sentí un gran
alivio, tenía ahorros, tiempo para viajar, más tiempo para leer y
meditar. Me sentía como un rey. Pero, a partir del segundo año de mi
cambio de vida -y a pesar de los logros personales a nivel espiritual-
los efectos de mi voluntaria mutilación profesional se me hicieron
inaguantables. Evitaba pasar por edificios en construcción pues la
nostalgia de ese trabajo me dolía.
...La comprensión apareció cuando,
junto a mi esposa y al bravo grupo de compañeros de trabajo espiritual
de la Escuela de Autoconocimiento a la que en esos momentos concurríamos,
empezamos a investigar esta extraña enfermedad. Nos preguntábamos además,
¿Por qué a ella?... ¿Por qué a nosotros?... ¿Por qué en este
momento?... ¿Para qué? ... ¿Cuál es el sentido?... ¿De qué se
trataba todo esto? ¿Enfermedad de las células beta? ¿de los islotes
del páncreas? ¿de la incongruencia entre los síntomas de desnutrición
de Mariela a pesar de su abundante alimentación? ¿del riesgo de
muerte? ¿una enfermedad social, tal vez... o como karma personal? ¿como
Dharma individual y familiar?... y así, miles de preguntas.
...Como una suerte de respuesta, en
parte, a lo aprendido en esas investigaciones y auto-indagaciones comencé
a trabajar ad honorem en poblaciones carenciadas, inclusive desde el
ecumenismo. Allí construimos guarderías infantiles, viviendas sociales
y redes de agua potable, adecuamos escuelas, organizamos planes de
alimentación a familias de bajísimos recursos, todo por esfuerzo
propio y con la ayuda de los interesados; también incursioné en el
campo de las energías alternativas en lugar del uso de combustibles fósiles.
La consecuencia de esta apertura fue una mejoría en mi sensación
interna.
...Admiré a Gandhi, a San Juan de la
Cruz, Martín Buber, Ramana Maharishi y Victor Frankl; y planeaba para
cuando mis hijos crecieran, retirarme a un monasterio a la India, y en
mi propia e inconsciente soberbia ya pedía nuevas pruebas para mi espíritu.
No se hicieron esperar... llegaron, y fuertes.
...A partir de este momento, vivimos
tres a cuatro años terribles. Mi incomprensión por lo sucedido, la
frustración y mi propia impotencia me llevaron a tocar fondo, a
abandonar absolutamente todo, y a caer en una profunda depresión
-posiblemente debido a la coraza que aún cubría mi corazón- de la que
penosamente salí años después cuando gracias al apoyo de mi esposa,
de mi familia y de mis amigos, logré recuperar mi conexión interna.
El problema había sido mi limitada visión de la realidad, mi propia
ignorancia.
...Karma Yoga, hacer un nuevo Yoga
del Karma, y otra vez abrirme a la intuición y utilizar las señales
de la vida como mojones para mi auto-conocimiento y sanación.
...Todavía quedaba un descubrimiento
mayor: su corazón, el corazón de Gabriel, el de estos seres y el mío,
tenían el mismo palpitar, eran un mismo y único corazón.
...¿Y cual sería la bibliografía a
utilizar para semejante odisea? Ni mas ni menos que recurrir al hilo que
había hecho posible para mí un verdadero contacto con mi hijo: el
amor. Construiría entonces desde el amor, desde el alma, agudizando
la observación de las necesidades de los demás desde los ojos de la
carne, la mente, y el espíritu.
(Gacetilla presentada en ocasión de haber sido invitado a exponer estas
ideas públicamente en Aluminé, Universidad del Hombre. Agosto 21 de
1996)
...Producir estas aperturas de barreras
es ayudar a que más y más personas se incorporen a formas más dignas
de vida, a que adquieran mayor libertad funcional. Es también prestar
un importante servicio a la Comunidad, pero el gran descubrimiento será
que el mayor servicio y la mayor gratificación se lo irá brindando a
usted mismo en esta tarea, dignificándose como ser humano más
pleno."
...El edificio es un emprendimiento
ciento por ciento familiar pues, como es común en mi país, no existen
estímulos económicos externos ni gubernamentales para proyectos de
este tipo y, como ratificación de nuestro compromiso, los fondos para
iniciarlo fueron la totalidad de los patrimonios de mi hijo y el mío.
Gabriel recibió una importante suma como indemnización por su
accidente. Dinero que -según la sentencia judicial- debería destinar a
su rehabilitación. Si bien el dinero utilizado de esta manera no
rehabilitó totalmente su cuerpo, rehabilitó su alma y su espíritu...
y mucho más !
...Desde esta conexión interna
surgieron otros beneficios que se pusieron en práctica en mis obras: la
sensibilización a los problemas ambientales: la cromoterapia -que se
puede ver en la coloración de muros y vidrios- en la armonización
energética, al tomar en cuenta los conceptos del Feng Shui, al trabajar
con formas de relación más humanas con el personal obrero, por las
diferentes relaciones con las inmobiliarias, con las instituciones
financieras y con las personas que las dirigen y, por último, al
descubrimiento -desde mi propia experiencia y pese al escepticismo que
existía al respecto- que construir desde el alma también puede llegar
a ser una buena inversión.
...A partir de esta transformación
interior se constituyeron instituciones de servicio a los llamados
"discapacitados" con programas de auto-ayuda a ellos y para
sus familiares y amigos, cursos de formación de asistentes funcionales,
grupos de voluntarios trabajando para la reparación de las
"patologías por inaccesibilidad" a los edificios y medio
urbano, dos empresas constructoras -con denominaciones emblemáticas a
efectos de prever posibles "amnesias de sentido"-, y una
activa participación en los medios y organismos estatales a fin de
concientizar a la población sobre la importancia de aplicar estas
visiones integradoras como un elemento clave para la construcción de
una sociedad más compasiva.
...Hace unos sesenta años, jugando con
mi palita y la arena en la playa no podía vislumbrar el viaje que me
esperaba. El Ojo del Espíritu estaba entornado, seguramente más que
ahora. Sin embargo, intuía por entonces que la verdadera libertad
existe y la encontré al comprobar que mi profesión aludía a un
proceso de transformación, a un camino. Julio
Avruj
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