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47 años al servicio de la vida, la paz y la libertad interior, dirigida por Ana Inés y Julio Avruj

 

 

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Actualizado a marzo de 2014

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Liderazgo de uno mismo

 

por Ciro Gabriel Avruj

 

Tres breves historias que nos muestran la posibilidad de aceptar la realidad, crear una visión positiva y convertirnos en líderes de nuestras propias vidas. Al hacerlo, podemos inspirar a otros para que también lo hagan. 

 


Yo, la futura mariposa

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol.

Muy cerca del camino se encontraba un grillo:
- ¿Hacia dónde te dirigís?, le preguntó.

Sin dejar de caminar, la oruga contestó:
- Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo.

Sorprendido, el grillo dijo mientras su amigo se alejaba: - ¡Debés estar loco!, Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? Vos, ¡una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. De pronto se oyó la voz de un escarabajo: - Hacia dónde te dirigís con tanto empeño?

Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: - Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo.

El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo:
- Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa. 
El se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir.

¡No lo lograrás jamás! le dijeron, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar.

Estaré mejor, fue lo último que dijo, y murió.

Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable. 

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos.

De pronto quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.

No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.

Todos tenemos un sueño que cumplir, vivamos por él, intentemos con esfuerzo, lo lograremos.

 


En mi vida me vi necesitado a aceptar un cambio importante en las reglas del juego. No siempre lo que sucede es lo que queremos, pero es bueno reconocer las nuevas situaciones y adaptarse a ellas. Ver cada dificultad como desafío para el crecimiento.

La clave es convertirse en líder de uno mismo. Estar enfocado en la visión y actuar coherentemente con ella.


"Por sobre las nubes más oscuras siempre brilla el Sol, todo es cuestión de volar alto"

Mi nombre es Ciro Gabriel Avruj, vivo en Buenos Aires y tengo 32 años. Mi familia más cercana, con la que tengo una excelente relación, está compuesta por mi esposa, mi hermana y mis padres: todos profesionales con la misma vocación de servicio y anhelo de una sociedad más justa.

Mi infancia fue normal: concurría al colegio, compartía espacios con amigos y tenía hobbys. Fui Scout, donde participé de campamentos, actividades y comencé a experimentar el lema "siempre listos para servir". También me interesé por la pesca deportiva y me destaqué representando a mi club en varios campeonatos de la especialidad, individual y por equipos. 

A los 14 años viví un hecho trágico que revolucionó por completo mi vida. Me dirigía a la localidad de Junín con unos amigos a pescar. A mitad de camino, de repente, chocamos de frente contra un camión. El brutal accidente en el cual murieron dos de mis amigos me ocasionó una cuadriplejia por lesión medular. Desde entonces mi vida fue diferente. 

Los primeros tres años después del accidente fueron durísimos: internaciones, depresiones, broncas, no querer ni poder salir de la cama. Para mi familia también fue una época difícil: angustia e incertidumbre, sumado a problemas económicos agravaron la situación. Durante la segunda etapa de este período estuve internado en ALPI y fue así como vi que no era el único en esta situación.

Ese período de oscuridad, que en su momento fue terrible, hoy lo veo como el proceso de aprendizaje que me ayudó a afrontar lo que vendría.

Nuevamente en casa, de a poco fui comenzando con algunas actividades bajo la nueva realidad de desplazarme en silla de ruedas. Retomé el secundario y me inserté muy parcialmente en CompuLine, una empresa familiar dedicada a las comunicaciones y telecomunicaciones, donde realizaba tareas varias de oficina. Con la colaboración de asistentes empecé a salir de casa y a relacionarme con amigos y amigas. También me empiezo a interesar por el camino espiritual...

Debí enfrentar, aunque no con facilidad, la discriminación (al no ser aceptado en el colegio al que anteriormente concurría), las barreras arquitectónicas (en mi propia casa, en la nueva escuela y en casi todas partes), la indiferencia, broncas por tener que adaptarme forzosamente a esta situación, etc. 

Quiero destacar que el apoyo y la compañía familiar fue permanente e importantísimo para ayudarme a salir del pozo y guiarme en la continuación de la vida.

Han pasado 17 años de este segundo nacimiento. Hoy la historia es diferente... 

Después del tiempo que me llevó comenzar a readaptarme, puedo contar con orgullo otros planes. La rehabilitación física fue significativa pero no suficiente, la rehabilitación mental, emocional y espiritual es la más importante y no se termina nunca, está en constante evolución. Así es que hice lo necesario para formarme y desarrollarme integralmente: estudiando, trabajando, investigando, relacionándome, paseando, ayudando, viajando, conociendo, emprendiendo, viviendo ...

Descubrí que para poder desenvolverme exitosamente en el mundo tenía que desarrollar al máximo todas las potencialidades, principalmente las no afectadas directamente con el físico.

Luego del secundario, donde debía subir a diario un piso por las escaleras con la colaboración de no menos de cuatro compañeros, llegó el sueño de la facultad. Entre las varias averiguaciones que hice intentando encontrar un equilibrio entre las necesidades de buenos contenidos formativos, accesibilidad arquitectónica y compatibilidad de posibilidades, me decidí por la Universidad de Belgrano. Concurrí seis años, respetando turnos de exámenes y arribando siempre a horario a las clases. 

El título que obtuve allí es de Licenciado en Administración aunque mi repertorio de estudios es más amplio que el de las ciencias económicas ya que considero que la formación debe ser integral. Por eso es que realizo permanentes capacitaciones relacionadas principalmente al desarrollo humano y a la educación inspirada en valores humanos. 

He tenido la oportunidad de conocer diferentes culturas y modelos y trabajado voluntariamente y en forma privada en ámbitos desde donde se toman decisiones. Estas experiencias me ratifican que el gran cambio que visualizo, un nuevo paradigma que ya estamos viviendo, se dará por una apertura de la conciencia hacia una interacción entre las bondades que la ciencia y la tecnología nos proporcionan con las verdades universales eternas. 

Trabajo como voluntario en distintas ONGs relacionadas a temas como equiparación de oportunidades, educación en valores, apertura de conciencia y educación para la paz.

Por 1992 creamos con mi padre el Grupo Sin Barreras -Primer Emprendimiento Integral Latinoamericano para la Apertura de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y Discriminatorias-. Esta empresa, dedicada a la construcción, al asesoramiento y a la concientización sobre la importancia de crear espacios accesibles a todas las personas fue el puntal desde donde desarrollé gran parte de mi actividad. Construimos un edificio que es único por sus características. Se encuentra en el barrio de Belgrano y en uno de sus dúplex vivo hoy. Actualmente estamos construyendo un segundo proyecto que contempla aún más necesidades. 

Con el correr del tiempo me uní a participar de distintas organizaciones y redes tales como Conciencia Sin Barreras, la Asociación Abilities Argentina, Redepaz, Democracia Representativa, Equipo para la Humanidad, La Argentina Posible y el CPCECABA entre otras.

Desde todas ellas, realizamos varias campañas exitosas de equiparación de oportunidades y elevación de conciencia. Organizando eventos, conferencias, gestiones y acciones concretas. A través de estas actividades se benefician de manera directa varios cientos de personas. 

En 2003 fui candidato a legislador de la Ciudad de Buenos Aires por una fuerza nueva liderada por jóvenes. Mi intención era llevar a la arena política, los emprendimientos que vengo desarrollando desde el área social. No llegamos al objetivo esperado en dicha ocasión pero aprendí bastante para el futuro.

Actualmente soy consultor en nuevos paradigmas en integración y proyecto acciones que construyen capital social. Desarrollo una amplia y fructífera actividad comunitaria en todo lo relacionado al emprendimiento social, al fortalecimiento de la sociedad civil y a mi propia búsqueda de desarrollo personal.

Este camino me llevó a tener el honor de conocer personalmente a las máximas figuras mundiales en relación a la paz; entre quienes incluyo a Sathya Sai Baba, el Papa Juan Pablo II, SS el Dalai Lama y varios ganadores del Premio Nóbel.

Un párrafo aparte lo constituye mi casamiento. También podría nombrar otras actividades culturales y deportivas que realizo pero por una cuestión de espacio me reduzco aquí a lo profesional.

Por mi desempeño he sido honrado con los Premios "Aplauso Munai 1997" y "Bienal ALPI 1999". Dichas distinciones son reconocimientos por la superación de la discapacidad y la lucha diaria por la mejor calidad de vida de todas las personas. He sido nominado al premio "Entrepreneur 2002" por ser considerado uno de los emprendedores sociales del año. Rotary International, filial Catedral al Sur, me distinguió con un reconocimiento al mérito en 2003 y también son varios los premios a las instituciones en que trabajo. Mi humilde aporte al crecimiento de la sociedad generó mi participación en programas de TV, diarios, y otros medios de comunicación masiva, pero creo que el mayor logro es el respeto y buen nombre que percibo en el vivir cotidiano al tratar con la gente.

Hoy se que soy el hacedor de mi propio destino. Me considero un innovador en todos los trabajos y objetivos que me propongo: fuimos de los primeros en la construcción de espacios accesibles a todas las personas, lucho por la defensa de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades, me intereso y participo activamente en la construcción de un mundo mejor, el cual creo que estará dado cuando todos podamos encontrar la riqueza en las diferencias y desde allí trabajar por nuestro destino común: la realización de todos como seres humanos íntegros. 

Creo que la base para cualquier iniciativa y la fuerza para realizar los sueños radica en el amor. El amor que puede brindar la familia, el de la pareja y el que se puede alcanzar y desarrollar individualmente con el servicio al prójimo y con la práctica de disciplinas espirituales.

Una persona es mucho más que un físico: es espíritu, alma, intelecto, mente, corazón y mucho más. Identificar a una persona solo con la apariencia física es una limitación muy grande. Lo esencial es invisible a los ojos. 

Todo pasa por animarse, salir y enfrentar la vida con ganas. Encontrar la voluntad interna para sobreponerse a las propias creencias y al qué dirán y no dejarnos vencer por las dificultades. Así, con fuerza, intentar siempre ayudar a que los demás venzan también. Dios siempre nos acompaña!

 


En la Argentina vivimos una situación difícil que podría equipararse con las anteriormente nombradas.

En 2001 atravesamos una de las peores crisis de nuestra historia. Una interpretación:


La desigualdad social y una posible solución: la educación en valores humanos

Creo que el país saldrá adelante sólo cuando la gran cantidad de excluidos o marginados que el sistema hoy provoca, tengan la posibilidad de ser escuchados y partícipes de la vida en sociedad.

A primera vista el informe es desalentador, pero existen indicios y razones para avizorar un futuro mejor para todos. Los números fríos no contemplan la inmensa potencialidad humana de crear abundancia y soñar un mañana diferente.

Los programas económicos y modelos culturales-sociales implementados y seguidos durante las últimas décadas facilitaron la decadencia y colaboraron en provocar la fragmentación que se percibe. Pero es la educación (o des-educación) lo que ocasionó el mayor colapso ya que es la raíz originante de las acciones siguientes. Estamos ante la gran posibilidad de generar un cambio. 

En diferente grado siempre fue el Estado quien principalmente se ocupó de intentar paliar estos hechos. Se implementaron políticas y medidas aparentemente salvadoras diseñadas por técnicos especialistas, con poco éxito por cierto. Muchas veces las propuestas resultaron tenues, otras resistidas y otras equivocaron el rumbo o directamente ignoraron la verdadera raíz del problema. Se encararon programas de asistencialismo, leyes burocráticas, acciones que mejoraban un aspecto del problema pero perjudicaban otros, hechos de corrupción, etc.. Más recientemente se sumó un sector, llamado tercero o social, formado por ciudadanos conscientes de los problemas para intentar abastecer las áreas en que el Estado no fue eficiente y para saciar cierta sed de servicio.

Podría mencionar muchos índices que aparentemente trazan un indicativo de la realidad Argentina y por qué estamos como estamos. Dos terceras partes de la población viven en la pobreza. El desempleo ronda los niveles más altos de la historia: 16% según cálculos oficiales y aún más si se considerara la subocupación o el empleo precario. Justamente, al crear falsos indicadores a través de los programas de ilusoria ayuda social se fomenta en los "beneficiarios" la pereza y la consiguiente sensación de indignidad de sí mismos que conspira contra el fortalecimiento del capital social. Las personas con algún tipo de discapacidad que no gozan de una equiparación de oportunidades ronda el 10% de la población, la deserción escolar es altísima, muchos niños viven en las calles sin esperanzas, los niveles de violencia juvenil y familiar son cada vez más alarmantes, etc., etc. En suma, todos estos indicadores nos muestran que las cosas no están bien y que es impostergable un cambio. 

La escuela, que es el lugar de formación y transformación donde se incorporan los conocimientos fundamentales para el desarrollo del hombre en sociedad, siempre se preocupó por formar a los habitantes para intentar ganarse la vida. Todos los programas educativos formales estuvieron encaminados a la mera impartición de conceptos técnicos tendientes a lograr en el futuro profesional una actitud de maximización de los recursos con un mínimo costo, a la correcta administración de la escasez y a ver al hombre como un factor de producción limitado. A partir de esto, la ciencia tuvo un desarrollo espectacular que hizo más cómoda y compleja la vida en sociedad. También se vislumbran avances científicos y tecnológicos que facilitan las condiciones de vida para algunos grupos privilegiados que alcanzan a disfrutar los beneficios que el mercado provee y otros marginados por la pobreza que la globalización provoca.

Esta visión reducida y estática de la realidad intentó estandarizar a los seres humanos como si se tratase únicamente de máquinas pensantes, ignorando la integralidad del ser y la riqueza de sus capacidades magníficas de crear abundancia. 

Así se fomentó un sistema de "sálvese quien pueda", donde mucha gente fue quedando marginada o aislada por no poder acceder a ciertos niveles de vida privilegiados, generándose exclusión y violencia. Por un lado los afortunados que alcanzan a aprovechar las maravillas de la ciencia y por el otro una mayoría desahuciada y desprotegida. Además se generó en todos y cada uno, una tendencia a la insatisfacción y a la desesperanza. 

El sistema olvidó que el verdadero rol de la educación debe ser formar personas para la vida. Ciudadanos responsables del crecimiento armónico del mundo y de la calidad de vida de la sociedad en su conjunto. Personas íntegras, coherentes, virtuosas y felices. 

Pensamientos limitantes y una visión fragmentada del mundo generó nuestra realidad, y parafraseando a Albert Einstein podemos decir que: "pensando distinto es posible construir un mundo distinto". 

La Argentina, a partir de los hechos de diciembre de 2001, comenzó a despertar y a pensar que debe haber alternativas al sistema de crecimiento económico inescrupuloso a costa de desigualdad y decadencia social. El surgimiento exponencial de la solidaridad y el rol de las ONGs puede ser el factor que cree la diferencia.

Esto, acompañado de mejoras radicales en los modelos educativos, podría hacernos imaginar a largo plazo una realidad más humana. Existen organizaciones que trabajan en este camino y creo que uno puede elegir de qué lado ubicarse. Particularmente conozco experiencias de trabajo aplicadas en algunos lugares con resultado exitoso.

En las últimas décadas el país experimentó un crecimiento en lo económico aunque no sustentable en lo ético, y es en el bien común donde debiera descansar todo el andamiaje en que se forma la infraestructura social. Por eso, debemos trabajar en hacer crecer la conciencia a todo nivel.

Con una fuerte formación en valores éticos y solidarios, sumado a la preparación técnica necesaria, tendremos equidad en la distribución de los recursos y mayor dignidad individual.

La Argentina es un gran país, culto, educado y con innumerables recursos naturales y humanos. Si lográsemos desarrollar los valores y la actitud adecuada, sumado a la perseverancia, podríamos trabajar en colocarla en un lugar privilegiado entre el conjunto de naciones.

Seremos capaces de desarrollar una visión como país poderosa y sostenerla con coraje?

Podremos darnos cuenta de toda nuestra potencialidad, convertirnos en líderes de nosotros mismos e inspirar a nuestros compañeros para que nos acompañen y logren despertar en ellos mismos sus habilidades?

Lograremos desplegar nuestras alas?

El desafío está planteado…

 

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Lic. Ciro Gabriel Avruj

e-mail: gavruj@visionintegral.com.ar
www.visionintegral.com.ar/gavruj

 


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